
Paradiso Sensualis
El canto boreal amanecido en el vientre.
Cruje el lamento de la hojarasca en vuelo.
El arte sucumbe siempre virgen en la entrega
y la miel encarnada recorre el entrecuerpo.
Las yemas retoñan en sinfonía blanca
las crestas doradas se crispan seductoras.
En trémula debacle se deleitan las almas
se aprisiona la ninfa en el muslo alegórico.
Un crisantemo frota sus pétalos lúbricos
el astro lunar se desboca en un soplo.
Y los tiempos de los tristes vuelcan loas al otoño
se revela, amurallado en los ojos, el mar y sus tremores.
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